Los datos científicos en el 2005 indicaban una alarmante cifra de entre 30 y 54 individuos presentes en la región. Las estimaciones poblacionales siguientes mostraron una recuperación de la especie que duplicó su población para el año 2016.  

 De acuerdo a las nuevas estimaciones la recuperación poblacional parece haberse detenido.  

Para las organizaciones e instituciones que trabajan por la especie, estos datos despiertan preocupación y certeza de que hay que redoblar los esfuerzos por la conservación del felino más grande de nuestro continente.  

 

Iguazú, 29 de noviembre.– El Día Internacional y Provincial del Yaguareté busca celebrar y concientizar sobre la existencia de la especie y el importante rol que posee para el bienestar y la salud de los ecosistemas y de las personas en las áreas donde habita. Por eso, a través de la cooperación entre los países que integran una de las regiones donde vive el tercer felino más grande del mundo, hoy se difunden los resultados del relevamiento con el que se realiza periódicamente una estimación de la población de yaguaretés en el Bosque Atlántico del Alto Paraná.

 

Los resultados del monitoreo poblacional de la especie indican que hay una leve reducción, en comparación con el mismo monitoreo realizado dos años atrás. De un total estimado en un rango entre 84 y 125 individuos (con una media de 105) en 2018, el estudio realizado entre 2020 y 2021 indica que ahora son aproximadamente entre 76 y 106 los yaguaretés (con una media de 90) que habitan el Bosque Atlántico del Alto Paraná, compartido por Argentina y Brasil.  

 

Los rangos indican la cantidad mínima y máxima de yaguaretés que habitan la región transfronteriza. Este dato se desprende de un estudio de monitoreo de la población de yaguaretés que realiza cada dos años el equipo de investigadores argentinos de Proyecto Yaguareté (CeIBA-UNAM-CONICET), y el equipo del Proyecto Onças do Iguaçu de Brasil (ICMBio-PNI), y que cuenta hace más de 18 años con el apoyo de la Fundación Vida Silvestre Argentina y WWF.  El estudio constituyó un gran esfuerzo que abarcó más de 560.000 hectáreas de los dos países, donde se colocaron 215 estaciones de muestreo provistas con cámaras trampas.  

 

La estimación que presentamos es levemente inferior a la obtenida en el año 2018, y muy similar a la del 2016. Luego de la recuperación poblacional sostenida que veníamos observando entre el 2005 y el 2018, encontramos que esa tendencia creciente parece haberse detenido”, destacó Agustín Paviolo, investigador de CONICET y coordinador de Proyecto Yaguareté. Además, agregó “Los datos del próximo relevamiento que haremos en el año 2022 van a ser muy importantes porque nos mostrarán si la leve disminución observada en el 2020-2021 se consolida como tendencia y si la población comienza a declinar nuevamente”.  

 

El estudio de monitoreo poblacional se realiza cada dos años, en esta oportunidad se vio demorado por las limitaciones provocadas por la COVID-19. No se registraba una disminución poblacional desde el 2005. Esta situación despierta preocupación y alerta en las instituciones y organizaciones que trabajan por la conservación del yaguareté. La presión de caza hacia el yaguareté y sus presas, la deforestación y fragmentación del bosque, y los atropellamientos en rutas y caminos, son las principales razones que amenazan a la especie. 

 

Para Manuel Jaramillo, director general de Fundación Vida Silvestre Argentina, los resultados de este nuevo monitoreo de yaguaretés demuestran que es necesario redoblar los esfuerzos de conservación. Lo más importante ahora es entender que necesitamos que los esfuerzos de la comunidad, las organizaciones ambientales y el gobierno continúen incrementándose y comprometiéndose así a retomar la tendencia en alza poblacional del yaguareté en uno de los hábitats con mayor potencial para la especie. Tenemos que unirnos y comprometernos con el cuidado de nuestros recursos naturales, de la biodiversidad y nuestro entorno, porque ello se traduce en calidad de vida para todas las personas”. 

 

Los datos muestran que, a pesar de nuestros esfuerzos en actividades de investigación, sensibilización, trabajo conjunto con comunidades locales y articulaciones internacionales, necesitamos hacer más para que estos animales sobrevivan. El yaguareté es considerado un indicador de la calidad de la biodiversidad local. Por lo tanto, su declive poblacional indica que todo el ambiente también está en riesgo, y deja en claro que cuidar de esta especie es cuidar nuestra propia calidad de vida”, comenta el analista de conservación de WWF-Brasil, Felipe Feliciani.  

 

El objetivo es que los esfuerzos de conservación de la especie se realicen de manera trinacional en todo el Bosque Atlántico, para fortalecer su hábitat y por ende su población. Por esa razón, Paraguay se ha sumado a la realización de los monitoreos periódicos del felino. Los equipos de trabajo de los tres países compartieron metodologías, conocimiento y equipos de trabajo para monitorear 64.000 hectáreas en ese país. En Paraguay existen solo dos remanentes del Bosque Atlántico del Alto Paraná que mantienen una población de yaguaretés, estos son la Reserva Natural del Bosque Mbaracayú y la Reserva Natural Morombi, donde sólo habitan un total de 12 individuos de yaguareté. 

 

“La situación del Jaguareté es sumamente alarmante en el Bosque Atlántico de Paraguay. A través del monitoreo de sus poblaciones realizado entre el 2019 y 2021, sabemos que sólo quedan 12 individuos de la especie en los dos últimos remanentes de la ecorregión que habita el felino. Nuestras acciones han logrado la extensión de la Ley de Deforestación Cero en la Región Oriental, hasta el año 2030. Esta extensión nos ofrece una gran oportunidad para revertir la pérdida de su hábitat, restaurar la conectividad entre los remanentes, pero debemos contar con el apoyo de toda la comunidad”, indica el Gerente de Proyectos de WWF Paraguay, Alberto Esquivel. 

 

La conservación de este felino va mucho más allá de la protección de una sola especie. La conservación exitosa del yaguareté es fundamental para mantener los bosques, las reservas de carbono, la biodiversidad, la disponibilidad de agua y el patrimonio natural y cultural. Estos esfuerzos no solo protegen toda la vida silvestre en el paisaje que representa el hábitat del yaguareté, sino que también ayudan a diversificar las oportunidades económicas para las comunidades locales y contribuyen a mitigar y adaptarse al cambio climático global. 

 

Sobre el relevamiento y los “rangos poblacionales” 

 

El estudio poblacional realizado entre 2020 y 2021 fue el más grande desde el comienzo de los monitoreos poblacionales del yaguareté. La región monitoreada representa uno de los últimos refugios de yaguaretés del Bosque Atlántico del Alto Paraná. El estudio se realiza a través de la cooperación internacional entre Fundación Vida Silvestre Argentina, y los equipos de la Organización Mundial de Conservación (WWF) de Brasil y Paraguay, junto a investigadores de Projeto Onças do Iguaçu (Instituto Pro-carnívoros), Proyecto Yaguareté (CeIBA-UNAM-CONICET); la Universidad Nacional de Asunción, Facultad de Ciencias Exactas y naturales, La Fundación Moisés Bertoni en Paraguay. La información es obtenida a partir del análisis de cámaras trampa, mediante las cuales es posible monitorear a la especie en sitios clave, para estimar el tamaño y la densidad de sus poblaciones. 

 

Las fotografías de yaguaretés obtenidas son separadas e individualizadas mediante un análisis del patrón de manchas del pelaje, únicos e irrepetibles en cada animal. Posteriormente, mediante modelos matemáticos se estima el número de individuos presentes en el área relevada, que por lo general es mayor al número de individuos registrados en las cámaras. En base a ese análisis, se logran obtener una estimación poblacional y un rango posible asociado, que indican la cantidad mínima y máxima de individuos que podría tener la población, ya que por cuestiones metodológicas no es posible obtener un dato exacto.  

 

La situación del yaguareté años atrás 

 

El primer relevamiento poblacional en la región se realizó en 1995 por el equipo del investigador brasilero Peter Crawshaw, y se estimó que 400 yaguaretés habitaban el Bosque Atlántico del Alto Paraná. Sin embargo, en 2005, cuando se reanudó el estudio, se registró una alarmante reducción del 90%, con tan sólo entre 30 y 54 individuos viviendo en la región. Con el paso de los años, y con un esfuerzo trinacional compartido, el número poblacional de yaguaretés se fue recuperando paulatinamente. En 2014 la población comenzaba a recuperarse, y se estimaba el número entre 51 y 84, mientras que en 2016 las cifras aumentaban a un rango de 71 a 107 individuos. En 2018, los estudios confirmaban una tendencia de aumento poblacional, entre 84 y 125.  Esto demuestra que es posible revertir el número actual y que los esfuerzos de la comunidad, organizaciones y gobierno brindan resultados positivos.